domingo, 25 de enero de 2009

Gatos Mirando La Luna

Hace algunos días, o mejor dicho algunas noches, recibí un pequeño regalo, una invitación para contemplar, tendido de espaldas en la hierba, las estrellas de un cielo poco contaminado por las luces y el smog en Choapa, un pueblito cercano a Illapel en la IV región.
Tanta belleza derramada por el cielo no solo deslumbra a los sentidos y encanta al espíritu, sino que también llama al intelecto reflexionar acerca de lo grandioso de la naturaleza y lo pequeño de nuestra frágil humanidad. Tanta belleza derramada nos encara, querámoslo o no, a Dios.
Y este cara a cara entre lo trascendente de nuestra vida por una parte y Dios, que es la trascendencia en si misma, por otra, puede fácilmente dejarnos perplejos, o como le escuché decir alguna vez a alguien, como gatos mirando la luna.
Quienes somos, de donde venimos, por qué y para qué somos, hacia donde vamos, son preguntas que han acompañado a la humanidad desde que comenzó a tomar conciencia de si misma, y en el intento de darles una respuesta nacieron, crecieron y maduraron la filosofía, la teología y la historiografía. Cada una desde su particular forma de abordar y responder interrogantes, desde la razón, la fe o el intento de comprender el desarrollo de la humanidad a través del conocimiento de los hechos y las formas de entender el mundo propio de cada época y cultura. Sin embargo aún no encontramos la respuesta universal y definitiva que nos permita encontrar el equilibrio entre nosotros y el universo que nos rodea. Y, modestamente, no me incomoda asumir que tanto esa noche como ahora, me siento tan perplejo como un gato mirando a la luna cada vez que puedo levantar la mirada y simplemente contemplar el cielo.