
Introducción
Una nueva forma de pensar e interpretar la religión a la luz de la razón y de los nuevos descubrimientos de la ciencia y la técnica está avanzando entre los católicos en Europa en contraposición con una jerarquía que se ha atrincherado en el concilio Vaticano I. Pero esta nueva forma de entender la fe permeará lentamente distintos ambientes eclesiásticos desplazándose desde Europa hacia Asia y América. Si Pío X levanto barricadas contra la “herejía” modernista con su encíclica “Pascende Dominici Gregis” en 1907, el Concilio Vaticano II entre 1962 y 1965 va abrir las puertas y las ventanas de
Fruto de todas estas transformaciones y de la volátil situación socio-económica y política de América Latina, del choque entre las ideologías, padre y gestor de “
La teología de la liberación no puede ser comprendida sin mirar la situación de miseria y postergación la que vive una gran mayoría de los habitantes de América Latina a mediados del siglo XX. Para muchos el fin de colonialismo político por parte de las potencias europeas y los Estados Unidos de Norte América solo ha dado paso a un neo-colonialismo de tipo económico. Las grandes potencias industrializadas reclaman de los países pobres en América, Asia y África no solo materias primas en gran cantidad y a un bajo costo, sino que demandan también un mercado en donde colocar el excedente de sus manufacturas y su tecnología, aliándose política y económicamente con los grupos oligárquicos dominantes en cada nación pobre.
Es en este contexto que Camilo Torres, sociólogo, teólogo y sacerdote proveniente de una acomodada familia de Bogotá y con estudios en Bélgica, conmovido por la miseria que descubre en las barriadas de Colombia, comienza a formar el “Frente Unido” por el cambio, compuesto por obreros, campesinos, estudiantes e intelectuales, y si bien en una primera etapa hace una propuesta pacífica pronto comenzará a hablar derechamente de revolución, iniciando contactos con la guerrilla del Ejercito de Liberación Nacional. Abandonado los hábitos por presión del obispo, huye a la selva y se integra a la guerrilla. Muere en su primer enfrentamiento con el ejército regular de Colombia en 1966. Si bien los sacerdotes o religiosa que abandonen los hábitos por las armas serán solo unos pocos, los ejemplos de Camilo Torres y Gaspar García Laviana (muerto en la lucha armada contra la dictadura de Anastasio Somoza en Nicaragua en 1968) serán interpretados como un ejemplo de coherencia en la lucha por la reivindicación social en América.
Pero no solo aparecen “aires de cambio” desde el plano revolucionario. En concordancia con los enormes cambios operados en la sociedad,
A esta nueva visión de la fe y de la liturgia se unirá en 1967 la encíclica “Populorum Progressio” de Ss. Paulo VI, la que por primera vez hará hincapié en temas sobre el desarrollo y la inequidad en el tercer mundo.
“3. Hoy el hecho más importante del que todos deben tomar conciencia es el de que la cuestión social ha tomado una dimensión mundial. Juan XXIII lo afirma sin ambages, y el Concilio se ha hecho eco de esta afirmación en su Constitución pastoral sobre
Como respuesta a la encíclica papal en México, Brasil, Argentina, Perú, Colombia y otros países de Latinoamérica grupos de sacerdotes y obispos comienzan a publicar una serie de manifiestos exigiendo una mayor justicia social, promoviéndose un ambiente de análisis crítico de la realidad por parte de los católicos, ambiente que terminará permeando también a algunos grupos protestantes del presbiterianismo y el pentecostalismo.
Pero no son lo sacerdotes los únicos en estado de agitación. París ha vivido un agitado “mayo” producto de la efervescencia de universitarios y obreros, en Praga, la “primavera” ha sido devastada por tanques rusos, en Tlatelolco mueren cientos de manifestantes al ser reprimidos por la policía mexicana (del Partido “Revolucionario Institucional”…)
En 1968 se reúne
Las bases para una nueva forma de entender la “acción de Dios en la historia humana” ya estaban preparadas. Una nueva teología nacía del dolor y la opresión de un continente, una teología de liberación.
“Bienaventurados los Pobres de Espíritu”*
(Que No es lo Mismo que Decir “Dichosos los que Tienen Espíritu de Pobres”)
A comienzos de la década de los ‘70 el clima de descontento a nivel de las grandes masas en Latinoamérica es ya muy grande. A la luz del reciente documento de Medellín algunos sacerdotes comienzan un profundo análisis de la realidad social del continente, no solo enmarcado en la teología tradicional, sino desde una óptica nueva, en la que no evitarán usar no solo el lenguaje, sino también parte de la dialéctica marxista.
De esta forma, en 1970 el sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez utiliza por primera ves la expresión “Teología de
Pronto se sumarán otros intelectuales como el ex sacerdote franciscano brasileño Leonardo Boff, El Jesuita español Jon Sobrino, el teólogo argentino José Severino Croatto, el teólogo presbiteriano norteamericano Richard Shaull, el también norteamericano católico Phillip Berryman, el alemán Jünger Monltmann y el jesuita Ignacio Ellacuría, asesinado por el ejercito junto a otros sacerdotes y dos mujeres en un campus universitario en El Salvador en 1989 (Jon Sobrino pudo correr la misma suerte pues pertenecía a la misma universidad, pero se encontraba en Europa dando unas conferencias).
Estos pensadores se encuentran ante una espinosa encrucijada, ¿Qué sentido puede tener esta cita del Evangelio de Mateo en un continente donde la pobreza ha llevado a millones hasta la deshumanización?, ¿Cuál debe ser la respuesta legítimamente cristiana ante el escándalo de la miseria? ¿Basta con el simple y cómodo asistencialismo disfrazado de caridad?, ¿se puede justificar en algo la miseria a partir de una lectura parcial y desinformada de
“Gustavo Gutiérrez adoptó un enfoque que era a la vez bíblico y responsable ante la situación de la iglesia latinoamericana. Se había vuelto tanta costumbre el hablar de ser “pobres en espíritu” que los ricos, que se imaginaban estar “desprendidos” de sus posesiones, podían sentir que practicaban la pobreza. Gutiérrez subrayó que
Sin embargo hay otro sentido en
Pero no son solo algunos intelectuales, clérigos o laicos, los que sienten que deben propiciar un cambio radical en las estructuras sociales latinoamericanas.
“Al reunirse en Puebla, México, en 1979, los obispos latinoamericanos (CELAM) dijeron: “Vemos la creciente brecha entre ricos y pobres como un escándalo y una contradicción para la existencia cristiana. El lujo de unos pocos se vuelve un insulto para la espantosa pobreza de vastas masas...” Se refirieron a esto como a una “situación de pecado social” y un “grave conflicto estructural”.
Al hablar de la pobreza, los obispos confirmaron la “clara y profética opción de Medellín, expresando preferencia por, y solidaridad con, los pobres”. Después declararon: “Afirmamos la necesidad de una conversión por parte de toda
¿Y Marx?
En este cruce de realidades tan dispares y en medio de un mundo aún polarizado muchos cristianos van adoptar no solo palabras, sino también conceptos del materialismo histórico de Marx, aún cuando la mayoría de las referencias utilizadas tanto para presentar como para sostener distintos argumentos serán tomadas tanto de
“Para llegar a un tipo de contacto diferente con el marxismo, intuitivamente algunos teólogos y trabajadores pastorales han visto la sociedad existente como practicante de la idolatría, ya que la riqueza de unos pocos prevalece sobre la vida de los seres humanos. Franz Hinkelammert, un alemán que ha trabajado durante veinte años en América Latina, y el brasileño Hugo Assmann han adoptado el concepto marxista de fetichismo para dar cuerpo a esta idea.
Hinkelammert sigue el análisis que hace Marx del fetichismo en El capital. En un principio los seres humanos produjeron “valores de uso” para su propia subsistencia, por ejemplo, cosecharon para comer. Sin embargo, en un momento dado empezaron a producir bienes por su “valor de cambio”. En ese punto empieza el fetichismo: los seres humanos son dominados por los bienes que producen. Los bienes se han vuelto “sujetos” aparentemente actuando por sí mismos (p. ej., el café “bailando” en los mercados mundiales), mientras que los seres humanos se convierten en objetos. A aquellos que producen los bienes —los trabajadores— se les impide organizar cómo serán divididos y distribuidos. Las cosas sólo empeoraron con el “fetichismo del dinero” y el “fetichismo del capital”. Las armas ideológicas de la muerte de Hinkelammert es una feroz crítica del fetichismo en pensadores como Max Weber, Milton Friedman y Karl Popper.
Tanto Assmann como Hinkelammert destacan que el análisis de Marx del fetichismo utiliza imágenes religiosas. Así, el mismo dinero es frecuentemente un “dios”, o una divinidad, o un ídolo, o Mammón. Marx ve al capital como Moloc, el ídolo que demanda sacrificios humanos” (Berryman Phillip, Teología de
Sin embargo, y más allá de la justificación del acercamiento a la dialéctica marxista que puedan ofrecernos teólogos como Berryman, también se debe aceptar que algunos párrafos de teólogos de la liberación tan importantes como Leonardo Boff dejan en claro que, al menos en parte, la dialéctica de la historia marxista y la propuesta de la lucha de clases si está presente en esta corriente teológica. Revisemos un poco de esto en la pluma del propio Boff:
“El mundo es el lugar de la realización histórica del Reino. En la actual situación, el mundo se encuentra en decadencia y está marcado por el pecado; por eso el Reino de Dios se construye en contra de las fuerzas del anti-Reino; es siempre preciso un dispendioso proceso de liberación para que el mundo pueda acoger en si al Reino y llegar a feliz término.” (Boff Leonardo, Iglesia: Carisma y Poder, p 14, Ed. Sal Terrae, España, 1992)
. “El sujeto histórico de esta liberación sería el pueblo oprimido, que debe adquirir y elaborar una conciencia de su situación de oprimido, organizarse y articular una serie de prácticas que tengan como objeto el logro de una sociedad alternativa menos dependiente e injusta. Las demás clases pueden y deben incorporarse al proyecto de los oprimidos, pero sin pretender asumir su hegemonía” (Boff Leonardo, Iglesia: Carisma y Poder, p 23, Ed. Sal Terrae, España, 1992)
Una Teología Para América Latina Desde América Latina
Ya hemos visto que la filosofía marxista, al menos en parte, si ha permeado la interpretación de la realidad a la luz de
Frente a esta realidad y en el contexto social, político y económico en América Latina, y en concordancia con una nueva forma de interpretar los últimos documentos del Magisterio de
“El primer punto sobre el que querría exponer es el del nacimiento de una teología latinoamericana. Podemos hoy hablar ya de una teología “latinoamericana” y al decirlo quiero indicar una teología que piensa lo nuestro desde América latina. Este nacimiento no ha sido instantáneo: han sido necesarios muchos años de maduración para que fuese posible. Ciertamente el CELAM tiene mucho que ver con este nacimiento. Porque al coordinar los esfuerzos de todos nuestros países, nos hizo comprender un poco que éramos parte de un gran grupo socio-cultural, y entonces se pudieron ir pensando soluciones a nivel continental”. (Dussel Enrique, Caminos de Liberación Latinoamericana, conferencia nº5, p. 137)
“La teología, la mejor teología de aquellos años (del 1960 en adelante), la gente que se ha preparado en Europa y que más bien repite lo que piensa un Rahner o un Congar. Aún en el mejor de los casos, quiere comenzarse a aplicar aquello a nuestra situación, pero se encuentra sin las mediaciones concretas. Este nacimiento realmente se va a producir bastante después y solo cuando caigamos en cuenta de algo que ya he dicho en estas conferencias. Es lo siguiente: pesa sobre nosotros una opresión cultural; somos una cultura dependiente. Y solamente descubriendo ese condicionamiento en nosotros mismos como dependientes, y como condicionamiento político, es que nuestro pensar podía empezar a pensar lo que nos acontecía, y en ese momento, nuestra teología ya no podía ser la de Rahner, ni la de Congar, ni la de Küng, sino que debía comenzar a ser el pensar de nuestra cotidianidad. Por el descubrimiento de que estamos condicionados de manera original y única ha podido surgir nuestra teología. La cristiandad latina cumplía una dominación cultural sobre nuestra cristiandad latinoamericana oprimida.”. (Dussel Enrique, Caminos de Liberación Latinoamericana, conferencia nº5, p. 138)
El Marco Teológico
Toda teología, nueva o antigua, debe tener un sustento dado por
Revisemos esta propuesta según las palabras del propio Dussel en el inicio de su conferencia “Teología, Historia de
“Se habla de “teo-logía”, de “teó-logo”, es decir, de un “lógos” acerca de Dios (théos). Un “lógos” que es “comprensión”, pero comprensión en el sentido de abarcar, coleccionar o reunir. Comprendo lo que abarco. Pero comprender algo acerca de Dios parecería imposible. ¿Cómo el finito y el humano ha de comprender al Infinito inabarcable?. Puedo entonces indicar un primer problema: ¿Es posible un lógos de Dios? Y, si es posible, ¿en qué condiciones es posible?. Es posible solo cuando se da la condición de que Dios se re-vele, se des-vele, saque el velo que lo oculta y se haga comprensible al que es finito. Él, el Infinito, va a ser comprensible por su revelación, y tal como Él haya querido otorgarla. Es sabido que esta revelación es histórica; es solo histórica. El único lugar de la revelación es la historia. El único lugar teológico es la historia que vivimos cada día. Si no descubrimos el sentido de la historia no podremos comprender tampoco lo que Dios nos revela. Dios, el Otro, infinito se revela al hombre en la historia. Esto que se dice rápido es, sin embargo, la esencia de toda teología, de todo proceso histórico como historia de la salvación que es una “pascua”, de justicia y liberación”
“¿Qué significa entonces theo-lógos, teología? Significa un pensar acerca de Dios, pero un Dios que se revela en la his-toria. Creer la revelación de Dios es comprender el sentido de lo que Él nos revela, es decir, comprender la historia. "Él que ve en este hermano a mí, me ve a mí”. Esto no es una paradoja; es muy simple: el que ve en el rostro del pobre al Otro libre, y libera al esclavo de Egipto es justamente el que ama a Dios, porque los esclavos de Egipto son la epifanía de Dios mismo. El que se abre al esclavo de Egipto se abre a Dios; y el que se cierra, se cierra a Dios. El que no se juega por la liberación de los esclavos de Egipto es ateo: es Caín que mata a Abel. Y como Abel ha muerto, Caín esta solo. Y como solo se cree el Único, el Eterno: se afirma como un dios panteísta. Es lo que le propone la serpiente a Adán:"Seréis como dioses". Ser como Dios es pretender ser único
y no abrirse a Otro, que se lo ha asesinado. Lo que hace siempre Dios es revelarse como el Otro que nos interpela; Él es el primer Otro. De tal manera que si no escucho a mi hermano que está en la esclavitud, tampoco escucho a Dios; y el que no se juega por la liberación de su hermano es ya ateo, porque no sólo no ama a Dios, sino que lucha contra Dios porque se afirma ya como divino”
Y Al Interior de
Hemos recorrido en forma muy breve los antecedentes de
Según lo planteado por Boff, en América Latina se dan cuatro tipos diferentes de Iglesia, a saber:
ü Iglesia como “Civitas Dei”: Es una iglesia dirigida básicamente “hacia adentro”. Es la portadora “exclusiva” de
ü Iglesia como “Mater el Magistra: Es la heredera del modelo de “Patronazgo” colonial, se inserta en la vida pública a través de un “pacto” con el estado. Ejerce su influencia en alianza con las clases dominantes y en cierto modo representa sus intereses. Se manifiesta a través de colegios católicos, universidades católicas, editoriales católicas, sindicatos católicos, etc. Se mira así misma como institución haciendo énfasis en la visión jurídico-jerárquica con un gran desarrollo de obras de asistencia social. Aparece como un iglesia para los pobres, pero no en los pobres y con los pobres.
ü Iglesia como “Sacramentum Salutis”: Es una Iglesia más abierta y modernizada. Pone mayor énfasis en los problemas de justicia social que en los doctrinales o de disciplina interna, le confiere un valor teológico a la lucha por los más pobres. Pero no ha sido capaz de enfrentar con la suficiente “parresía” frente a los poderes económicos y políticos del continente, recurriendo más a la diplomacia que al enfrentamiento directo.
ü Iglesia a Partir de los Pobres: En este tipo de iglesia el sujeto histórico de liberación es el pueblo oprimido, quien mediante la organización y la toma de conciencia de su propia fuerza busca desarrollar un orden político alternativo y más justo. La comunidad se transforma en célula política, lugar de reflexión y de celebración de la fe. Los pobres son el nuevo sujeto histórico que preferentemente va a realizar el proyecto cristiano del mundo.
Principales Postulados
ü La salvación cristiana no puede darse sin la liberación económica, política, social e ideológica, como signos visibles de la dignidad del hombre.
ü Eliminar la explotación, las faltas de oportunidades e injusticias de este mundo.
ü Garantizar el acceso a la educación y la salud.
ü La liberación como toma de conciencia ante la realidad socioeconómica latinoamericana.
ü La situación actual de la mayoría de los latinoamericanos contradice el designio histórico de Dios y la pobreza es un pecado social.
ü No solamente hay pecadores, hay víctimas del pecado que necesitan justicia, restauración. Todos somos pecadores, pero en concreto hay que distinguir entre víctima y victimario.
ü Tomar conciencia de la lucha de clases optando siempre por los pobres.
ü Afirmar el sistema democrático profundizando la concienciación de las masas acerca de sus verdaderos enemigos para transformar el sistema vigente.
ü Crear un “hombre nuevo” como condición indispensable para asegurar el éxito de la transformación social. El hombre solidario y creativo motor de la actividad humana en contraposición a la mentalidad capitalista de especulación y espíritu de lucro.
ü La libre aceptación de la doctrina evangélica, es decir, primeramente procurar a la persona unas condiciones de vida dignas y posteriormente su adoctrinamiento evangélico si la persona quiere.
Roma Responde:
Ante el torrente de esta nueva forma de interpretar a
La respuesta es dada a través del Prefecto de
ü 1 - Desde un punto de vista teológico, el análisis marxista no es una herramienta científica para el teólogo, que debe, previo a la utilización de cualquier método de investigación de la realidad, llevar a cabo un examen crítico de naturaleza epistemológica más que social o económico
ü 2 - El marxismo es, además, una concepción totalizante del mundo, irreconciliable con la revelación cristiana, en el todo como en sus partes.
ü 3 - Esta concepción totalizante impone su lógica y arrastra las "teologías de la liberación" a un concepto de la praxis que hace de toda verdad una verdad partidaria, es decir, relativa a un determinado momento dialéctico.
ü 4 - La violencia de la lucha de clases es también violencia al amor de los unos con los otros y a la unidad de todos en Cristo; es una concepción puramente estructuralista, para legitimar esa violencia.
ü 5 - Decir que Dios se hace historia, e historia profana, es caer en un inmanentismo historicista, que tiende injustificadamente a identificar el Reino de Dios y su devenir con el movimiento de la liberación meramente humana, lo que está en oposición con la fe de
ü 6 - Esto entraña, además, que las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad reciban un nuevo contenido como "fidelidad a la historia", "confianza en el futuro", y "opción por los pobres" que en realidad les niega su sustancia teológica.
ü 7 - La politización de las afirmaciones de la fe y de los juicios teológicos lleva a la aceptación de que un hombre, en virtud de su pertenencia objetiva al mundo de los ricos, es, ante todo un enemigo de clase que hay que combatir.
ü 8 - Todo eso lleva a un clasismo intolerable dentro de
ü 9 - La nueva hermenéutica de los teólogos de la liberación conduce a una relectura esencialmente política de las Escrituras y a una selectividad parcial y mendaz en la selección de los textos sacros, desconociendo la radical novedad del Nuevo Testamento, que es liberación del pecado, la fuente de todos los males.
ü 10- También entraña el rechazo de
El marco teológico en el cual se mueve
Bibliografía
Boff Leonardo, Iglesia: Carisma y poder, Ensayos de eclesiología militante, editorial Sal Térrea, 6º edición, Bilbao, España.
Concilio Vaticano II, Ediciones Paulinas, 3º edición, Bogotá, Colombia.
Dios Habla Hoy, Biblia de Estudio, SBU, Brasil.
Weblografía:
En www.vaticano.vat:
Paulo VI, Encíclica Populorum Porgressio.
CELAM, II Conferencia General Medellín, Colombia.
Congregación Para
Congregación Para
Dussel Enrique, Caminos de Liberación Latinoamericana (texto completo)
Varios autores, artículos y entrevistas a favor y en contra de
En www.scribd.com/doc/8570666/phillipberrymann-teologia-de-la-liberacion
Berryman Phillip, Teología de
No hay comentarios:
Publicar un comentario